Tomando Sangre [Libre]

Entré sigilosamente por la ventana del hospital. Recargué mi peso en una de mis manos, quedando colgando del alfeizar de la ventana, y estiré un pie para colocarlo suavemente en el suelo blanco. Luego, como si me estuviera balanceando, me eché hacia delante, y pasé mi cabeza por la avertura.
Sonreí cuando ya estuve completamente dentro de la sala. Olfateé el aire cuidadosamente, y me agazapé cuando escuché unos pasos acercarse. El hombre sacó la cabeza por la puerta para observar la sala, y luego salio segundos después. Suspiré, y me volví a erguir.
Caminé lenta y sigilosamente hacia donde estaban almacenadas las bolsas para una urgente transición de sangre. Las observé con curiosidad, y busqué mi favorita. Gruñí al notar que no estaba; debían de haberla utilizado. Tendría que conformarme con una A Positivo.
Tomé unas cuantas bolsas para tomar ahora, y luego otras cuantas para el camino de regreso. Me recargué contra la pared y abrí la bolsa, levantándola para poder sorver la sangre que estaba dentro. Me deleité con el sabor dulce que se deslizaba por mi garganta.
Hubiera preferido cazar, pero apenas había llegado al pueblo y no quería causar alboroto sin antes conocerlo bien. Venía de un largo viaje desde Londres, y ni bien llegar aquí me había dirigido al hospital, pues hacía semanas que no bebía.
Me sorprendí al notar que ya me había terminado la primera bolsa. Me deslizé hacia abajo hasta quedar sentada en el suelo, y saqué otra bolsita para luego comenzar a beber nuevamente.